Estudios embriológicos han demostrado que la pulpa
deriva de la cresta neural cefálica. Las células de la cresta neural se
originan en el ectodermo a lo largo de los bordes laterales de la placa neural
y migran en forma extensiva. Las células que se movilizan a los lados de la
cabeza hacia los maxilares superior e inferior contribuyen a la formación de
los gérmenes dentarios. La papila dental, de la cual se origina la pulpa
madura, se desarrolla a medida que las células ectomesenquimáticas proliferan y
se condensan en la vecindad de la lámina dental en los sitios en los cuales se
desarrollarán los dientes.
Durante la sexta semana de vida embrionaria, la
formación de los dientes comienza como una proliferación localizada de
ectodermo asociada con los procesos de los maxilares superior o inferior. Esta
actividad proliferativa trae como resultado la formación de dos
estructuras en forma de herradura, una sobre cada proceso, las cuales son
denominadas listones dentarios primarios. Cada listón dentario primario se
divide en un listón vestibular y un listón dentario.
En contraste con hipótesis anteriores, en las cuales
se decía que el ectodermo era el determinante primario, estudios cuidadosos han
demostrado que el mesénquima dental es el que inicia y controla en forma
primaria la formación del diente. El mesénquima induce la formación de la
lámina ectodérmica, que a su vez propicia la formación de un folículo
ectodérmico y por último del esmalte.
Cada folículo define una concentración de células
mesodérmicas denominada papila dental en un sitio apropiado determinado
genéticamente. La secuencia es conocida en toda la embriología de los
mamíferos.
El mesénquima también determina la forma del órgano
del esmalte, un patrón bien ilustrado por el diente en crecimiento. Primero, el
folículo exodérmico se modifica y adopta una forma especializada a modo de
campana (órgano del esmalte). A su vez, el mesodermo situado abajo se conforma
para ajustarse a este molde ectodérmico, convirtiéndose así en la verdadera
papila dental. La maduración de esta papila dental ocurre apenas con un
ligero retraso respecto a la del órgano del esmalte. Cuando el órgano del
esmalte puede reconocerse como una estructura de cuatro capas en su nivel más
coronario, la papila también se encuentra muy modificada.
Una vez que aparece el esmalte interno, éste se
convierte en el inductor primario. Los odontoblastos surgen por el estímulo
ectodérmico, se diferencian con mayor rapidez que sus vecinos ectodérmicos,
maduran y producen dentina en el vértice de la cúspide, convirtiéndose así en
las primeras células en producir estructura dentaria calcificada. Sólo cuando
se ha formado la dentina aparecen los ameloblastos, que producen esmalte.
Asimismo, en la raíz en formación, es la presencia de la primera dentina contra
la vaina epitelial radicular la que da la señal de retroceso del ectodermo.
Estos fenómenos son fundamentales para el establecimiento de las uniones entre
la dentina y el esmalte y la dentina y el cemento. Desarrollan el mensaje
genético relativo a la forma externa del diente y la forma de la pulpa.
La maduración de la papila dental avanza
progresivamente en sentido apical, comenzando en el nivel más coronario del
diente y de ahí hasta el ápice. La presencia lateral del órgano del esmalte o
vaina radicular precipita la diferenciación de los odontoblastos y, en poco
tiempo, la formación de la dentina. En esta etapa, la vascularidad y el
contenido celular del plexo subodontoblástico son dignos de tomarse en cuenta.
No existen fibras nerviosas en el área de la dentina en formación. Poco a poco,
al engrosarse la dentina coronaria y radicular, los elementos sensitivos
nerviosos penetran en la papila y se acercan a la dentina coronaria. A la vez,
las fibras vasomotoras autónomas entran en la papila y establecen sus uniones
con los diferentes vasos sanguíneos. Cuando el diente hace erupción, la pulpa
que se halla en su interior puede ya en forma arbitraria denominarse madura. El
procedimiento de células sobre fibras ha desaparecido, casi toda la dentina
coronaria y gran parte de la dentina radicular han sido formadas y se ha
establecido un patrón adulto de vasos sanguíneos y nervios.
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