Histopatología: Puede variar desde una hiperemia hasta cambios inflamatorios suaves a moderados limitados al área de los túbulos dentinarios involucrados, como en la caries dentinaria.
Se aprecia dentina reparativa, interrupción de la capa odontoblástica, vasos dilatados, extravasación del líquido edematoso y la presencia de células inmunocompetentes inflamatorias crónicas, aún cuando pueden presentarse células de inflamación aguda.
Etiología: Cualquier agente capaz de dañar la pulpa. Algunos cambios circulatorios como aquellos acompañantes de la menstruación o embarazo, catarro común o sinusitis. Un mismo irritante puede causar hiperemia en una pulpa y dentina secundaria en otra.
Síntomas: Es característico un dolor agudo que permanece un momento.
Más frecuente con alimentos o bebidas frías que con calientes y aire frío. No es espontáneo y no continúa cuando se retira la causa.
La diferencia clínica con la pulpitis no reversible es cuantitativa.
Signos diagnósticos: Dolor agudo de segundos de duración y desaparece al retirar el estímulo. Frío, dulce o amargo causan dolor, el cual puede volverse crónico.
Reacciona normalmente a percusión, palpación, movilidad, los tejidos periapicales son normales al examen radiográfico.
Diagnóstico diferencial: El dolor es generalmente transitorio, con duración de segundos, mientras que en la pulpitis irreversible puede variar varios minutos o más.
Tratamiento: Cuando ya está presente, la remoción del estímulo nocivo y una curación sedante son generalmente suficientes.
Una vez que han desaparecido los síntomas, es necesario probar el diente en cuanto a su vitalidad para descartar una necrosis.
Si el dolor persiste, la inflamación pulpar debe ser considerada irreversible.
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